Motolove

Bajando desde la loma en que está ubicado el edificio hípico de la ciudad de méxico, la sensación peatonal me evoca los recuerdos del peatón habitual que fui y que descendió infinidad de ocasiones por esa avenida, llamada del conscripto en honor a ciertos militares novicios que inician el camino de las armas. Este país lo que menos necesita es armas si no quiere una nueva revolución, que tal vez ya se está gestando y que no es televisada, no porque su raiting sea bajo, sino porque ... bueno ya sabemos porqué: la oligarquía quiere hacer pensar que tiene el país en orden. México es una tierra de desorden controlado por los que nos llenan los ojos de programas como el de la señorita Laura...sí, la peruana. No importa en realidad de dónde es, no estigmatizaré a mis compatriotas americanos de esas latitudes andinas.

Después de pasar la curva que entra al túnel de Conscripto con rumbo a la estación del tren metropolitano nombrada Cuatro Caminos [¿hay en mi vida?] se ve la recta oscura que aterriza en el ultimo anillo concéntrico de la ciudad: Anillo Periférico. Su nombre dice mucho; es el límite urbano más notorio por la distancia que recorre y las zonas de la ciudad que cruza. Decía, después de esa curva pude subirme casi de inmediato a un transporte público casi vacío, lo cual es peculiarmente poco común, quizás las 20 horas colaboraron un poco con eso. 

Ya encima del bus [en realidad adentro y al fondo] veo a un par de sujetos que por la situación no me dejaron la opción más que de pensar que estaban enamorados o que se tenían un afecto superior. Ambos varones, sentados en el asiento de la motocicleta de reparto, con la caja al final del asiento empujando a ambos a una cercanía profunda, amorosa diría yo. Esa cercanía de las piernas, del eje del cuerpo y del torso podría confundir a cualquiera; pero ese amor latinoamericano, esa cercanía necesaria e ineludible no dejaban sombra a duda: eran partners, socios, compadres. Ambos sorteando esta ciudad efímera de apenas 500 años, por cierto, no concuerdo que tenga 190 años como reza la versión oficial; ¿acaso Londres [London] es menos vieja porque antes se llamaba Londinium? No lo creo.

En fin, esta ciudad efímera, con esta imagen poderosa y llenando mi vista en la ventana del lado izquierdo no podría ejemplificar mejor el amor latino y la necesidad urbana en la esencia del espacio compactado retando a las leyes de la física; porque aunque lo quisieran no podrían ocupar el mismo espacio, pero la sensación térmica parecía contradecirlo ya que se fusionaban en ese abrazo impetuoso para no caer compaginados por el deseo de llegar a su destino. Que bella imagen, en verdad. Dos motoristas, conductor y acompañante, llevando detrás de sí un encargo de alimento para comer en casa con esa sincronía perfecta entre proveedor y cliente. 


Tráfico habitual en la zona periférica de la Ciudad de México. Las columnas del lado derecho soportan una estructura superior para circulación de paga. Los que puedan que paguen para evitar este infierno cotidiano.

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